EMOCIÓNATE SIEMPRE
Terminamos un curso escolar donde el trabajo emocional ha sido uno de los grandes protagonistas. El proyecto que he llevado a cabo a lo largo del curso, ha tenido unos grandes resultados, aunque es cierto que aún hay mucho por hacer y que es necesario seguir en ello.
Todo este trabajo ha tenido una serie de bloques muy diferenciados:
- La integración en el grupo y el autoconocimiento potenciando los talentos de cada uno y el respeto hacia las diferencias.
- Las emociones, aprendiendo a reconocerlas y a expresarlas.
- La cohesión grupal.
A lo largo del curso estos bloques han ido evolucionado al mismo tiempo que los alumnos, ya que en el transcurso del mismo, las relaciones se volvieron más estrechas y por supuesto, los conflictos también han surgido a la par. De esta forma, el trabajo que se ha realizado durante parte del segundo y todo este último trimestre ha tenido que ver con lo siguiente:
- Reconocer las emociones propias pero también la de los demás.
- Usar recursos emocionales para solucionar conflictos evitando, en la medida de lo posible, una excesiva duración de las emociones negativas que hagan peligrar la convivencia y las buenas relaciones.
- Trabajar la empatía generando emociones positivas a los demás.
- Favorecer una actitud positiva ante la vida y ante las diferentes situaciones que se nos puedan presentar.
Para mi es fundamental asociar la educación emocional con el movimiento corporal. Cuerpo y mente son uno y su unión es tan sumamente importante que el separarlos es un gran error, mucho menos cuando el cuerpo por sus posturas o por su forma de moverse expresa y refleja emociones sin necesidad de hablar. Es por ello, por lo que en mis dinámicas y en mis juegos los alumnos buscan espacios para moverse y expresarse libremente sin que el aula los limite. Si no hay espacio, se crea, así de sencillo.
En este último trimestre, han evolucionado hasta tal punto que para ellos nuestras sesiones emocionales son una gran necesidad. "Bajar las persianas y abrir la puerta a la emoción" es la frase que podría resumir todo este momento. Ya conocen la fórmula para crear un ambiente relajado y ya no arman tanto revoleo como al principio, saben perfectamente que es un tiempo para disfrutar y para provocar bonitas y agradables emociones tanto a nivel personal como grupal.
A continuación paso a detallar como hemos ido trabajando a lo largo de este trimestre:
- El reconocimiento de las emociones y como nos sentimos ante lo que los demás nos hacen sentir, se ha trabajado a través de nuestra "Silla de las quejas o agradecimientos". Una silla de clase tan normal se convierte en nuestro lugar para que cada uno exprese libremente aquello que para él o ella ha sido importante, sobre todo nos ha servido mucho para resolver conflictos de forma pública y sin rencores. Todo el mundo puede hacer uso de ella.
Aquí Lola, da muestras de su alegría ante un juego en el recreo con uno de sus compañeros. Escuchar como se sienten es muy importante.
Una vez solucionado nuestro conflicto, hay en clase un rincón de los abrazos en el que todas las partes implicadas dan rienda suelta a todo ese cariño que estaba envuelto entre nubes negras y al que al final resurge con toda la fuerza del mundo.
- Otra forma de trabajar el reconocimiento de las emociones en los demás han sido con dinámicas y juegos como el del vídeo de más abajo. La expresión corporal juega aquí un papel importante y dentro de ella el estatismo que es un juego que les encanta.
- Las relajaciones se han convertido en algo que ha servido para empatizar y para generar momentos de emociones positivas a los demás. En este aspecto no puedo estar más contenta, ya que aquí es donde el trabajo ha progresado de una forma muy clara. Han entendido perfectamente que dependiendo de cómo se dé, así se va a recibir. Se han llegado a hacer dinámicas tan variadas y tan creativas que ya no ha habido límites. Plumas, manos, objetos del estuche... Cualquier cosa nos ha servido para agradar al compañero/a y hacer del tiempo algo tan relativo que ya les sabe a poco cuando están en estas sesiones. El secreto es dejarse llevar y fluir.
Las dinámicas individuales no son tan divertidas, pero les sirve para centrar la atención en sí mismos y para mejorar su autocontrol y conocimiento de ellos mismos. A veces, hay que frenar y parar en seco para volver a ponernos en marcha, sobre todo con el calor y las altas temperaturas que sufre mi aula cuando llega este tiempo.
- La creación de un ambiente positivo y cargado de emoción es ya responsabilidad de nosotros como maestros y de nuestra actitud. Transmitimos lo que somos y como nos encontramos desde el mismo momento que entramos en clase y nuestros alumnos son grandes captadores emocionales. Es por ello por lo que debemos tratar de envolver la clase en un ambiente que refleje esa positividad. Mi pequeños métodos han sido los siguientes:
- Mis frases semanales ya impregnaban los cuadernos desde primera hora de la mañana y daban "buenas vibras". Da mucha alegría como ellos las van interiorizando y las van usando según en qué circunstancia. Han sido muchas, prometo colocarlas en un PDF para que podáís usarlas porque cualquier cosa que hagamos deja su huella en ellos.
- Nuestro "Buzón emocional" ha dado de si también durante este trimestre, sobre todo para dejar mensajes o expresar nuestra opinión positiva de los demás. Hay que destacar siempre lo mejor que vemos en las personas y así favorecemos un clima de respeto y de mejora en nuestras relaciones.
- El "Frasco de la Felicidad" ha guardado durante todo un curso escolar todos esos momentos emocionantes y que merecen ser recordados. Cuando lo abrimos a final de curso pudimos comprobar que han prevalecido las cosas buenas y que hemos sido muy felices en clase pese a nuestras diferencias.
- Tengo que hacer especial mención a Miguel Mederos y a su proyecto "Educación Vital". Cuando leí en qué consistía no pude evitar unirme a esta gran iniciativa. El que tus alumnos/as cada mañana cojan su desayuno y venga impregnado de amor y cariño por parte de sus familias es un gran chute emocional que les va a servir para todo el día. La alegría con la que hemos empezado los recreos ha sido desbordante.
Todos nuestros mensajes vitales los íbamos pegando en nuestro "Mural Vital" para que quedaran como muestra de todo lo que nos quieren. Ha sido casi todo un curso escolar, en el que las familias han jugado un papel fundamental en este proyecto y estoy muy orgullosa del resultado.
Cuando ya no nos cabían más mensajes, mi claustro virtual siempre tiene una solución y en este caso mi compañera, Rosana Lacoba me dio la idea que necesitaba: Un cuaderno personal donde recoger esos bonitos mensajes para que formaran parte de nosotros y no se nos perdieran. Al final quedaron espectaculares, pero lo mejor de ellos es lo que había entre sus páginas.
- Estos cuadernos hicieron que yo también tuviera el mio propio. Durante el curso he ido guardando todos los mensajes y dibujos de mi alumnado porque ellos son mis "niños vitales" y no ha habido mejor forma de demostrar mi agradecimiento, que dejándolo patente en este álbum en el que me han faltado hojas para pegar todo lo recibido. Es increíble lo que guardan en su interior y como ponen el corazón en ello, siendo la mejor evaluación que me pueden hacer. ¡Gracias chic@s! Lo guardaré como un tesoro muy valioso.
Damos fin a un curso intenso y lleno de emoción y todo lo trabajado, dará sus frutos durante el siguiente, ya que la base construida es sólida. Seguiremos emocionándonos seguro.
Enlaces de otras entradas relacionadas con el trabajo de las emociones durante este curso:
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