SIGUE EMOCIONÁNDOTE


A lo largo de todo un trimestre el trabajo de las emociones ha sido constante en mi clase. Ya en una entrada anterior llamada "Emociónate" expliqué como las hemos ido abordando en estos meses y algunos ejemplos de actividades para favorecer el conocimiento y la gestión de las mismas. Sin embargo, quería terminar este trimestre haciendo algo especial  para culminar todo ese trabajo.

Aprovechando la cercanía de estas fechas tan especiales, pensé que las actividades estuvieran a la altura y así irnos a casa con un bonito recuerdo y sobre todo emotivo. La idea era que los padres y madres fueran los causantes de toda esa emoción, que tuvieran la oportunidad de expresarles a sus hijos, mediante una carta, todo cuanto desearan decirles y sacaran todo lo mejor de ellos. El amor hacia nuestros hijos es infinito y tratamos de demostrarlo siempre, sin embargo, las prisas y el trabajo diario aleja, en muchas ocasiones, la posibilidad de decirles cuanto se lleva en el corazón.

Dicho y hecho. Gracias a la colaboración de todos ellos y en especial de la delegada de madres y padres, se pudo lograr esta iniciativa. El día que me dio tantos sobres metidos en un plástico, la primera en emocionarme fui yo. La cantidad de amor que había dentro era tan enorme que me sentí totalmente privilegiada por ser yo la encargada de colocarlos en sus buzones y escucharles leer todo su contenido.


Para que todo fuera más especial, el día de antes recortaron unos corazones con su nombre en pequeñas cartulinas. Me preguntaron un montón de veces que para qué servían, por supuesto no tenían ni idea de que cada uno de esos corazones formaban parte de nuestro pequeño pero gran púlpito desde donde se iban a leer todas las cartas y el cual se colocó en el centro de la clase.


Cuando ese día todos se encontraron con los buzones llenos, sus caras de asombro fueron impresionantes. Comenzar el día con esa emoción ya es algo por lo que merece la pena hacer este tipo de cosas. Expectantes, se sentaron y llegó el gran momento 

Toda la mañana la empleamos en leerlas. Uno a uno fue recogiendo su sobre y cuando descubrieron quienes escribían esas cartas no sabían cómo eso había sido posible. Sus caras, sus gestos y sus emociones fueron tales que muchos de ellos no pudieron contenerlas, imposible leer algo tan bonito sin que el corazón se mantenga impasible. Yo tuve que continuarlas por ellos y después recoger sus abrazos, porque alguien tenía que estar ahí en ese momento para que descargaran esa fuerza tan poderosa que salía de ellos. 
Todo esos abrazos también me los devolvieron en el momento en que descubrí que yo también tenía correspondencia, menudo trabajo me costó leer esa carta tan bonita que todas las familias me hicieron llegar. Educar con el corazón es lo que tiene, en un momento cualquiera podemos caer en el mágico mundo de las emociones sin saber cómo. Me quedo con esos momentos en mi memoria que hacen que cada día adore más mi profesión y quiera seguir luchando por desempeñarla con más pasión y entusiasmo.

                                

No hay palabras para describir todo cuanto se vivió y las ganas que tenían de corresponder a sus familias escribiéndoles algo o haciéndoles un bonito dibujo. Fue un día muy especial y lo disfrutaron con intensidad, siendo los padres, en esta ocasión, los grandes causantes de tanta emoción y felicidad. 

Su mensaje después de todo lo experimentado, estaba claro.


Gracias familias, por hacer esto posible. Ahí estaremos todos juntos remando en una misma dirección para hacer que "nuestros barquitos" lleguen a buen puerto.






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